Enterocolitis
La enterocolitis suele aparecer también en el primer año de vida, y su clínica más común son la diarrea progresiva, sangrado rectal, vómitos, distensión abdominal, irritabilidad, anemia y retraso en el crecimiento. Son típicos también los cuadros de vómitos repetidos, que comienzan a partir de una hora o más tras la ingestión del alimento, acompañados de afectación del estado general y signos de hipotensión incluso aspecto séptico, que ceden lentamente a lo largo de varias horas. Puede seguirse de una o varias deposiciones diarreicas, pero predominan los síntomas digestivos altos.
Los alimentos que con mayor frecuencia causan la enterocolitis son la leche de vaca, la leche de soja, y a veces incluso los hidrolizados de caseína. En edades más avanzadas (15 a 36 meses), suelen ser alimentos como el trigo u otros cereales como el arroz, el huevo, el pollo o el pescado.
En general, el 50% de los casos toleran a los 18 meses de vida, y el 90% a los 3 años.
Enteropatía
La enteropatía puede aparecer en los dos primeros años de vida, aunque la mayoría de los niños desarrollan síntomas en el primer año. La causa más frecuente es la leche de vaca, pero también, la soja y el gluten. Más raramente, pueden estar implicados alimentos como el huevo, pollo, arroz y pescado.
Comprende cuadros de diarrea crónica, vómitos, distensión abdominal, pudiendo evolucionar hacia un síndrome de malabsorción con afectación del desarrollo del niño. La lesión intestinal se produce de forma progresiva, lo cual explica el comienzo también gradual de los síntomas. A veces, sin embargo, debuta de forma brusca, simulando una gastroenteritis aguda, por lo que se piensa que el daño en el intestino ocasionado por una infección vírica podría ser el desencadenante de la enteropatía.
En algunos pacientes sucede que, tras una sensibilización previa a las proteínas de leche de vaca, se desarrolla una enteropatía por soja, e incluso por gluten. Por ello, en el caso de que el alimento implicado sean las proteínas de la leche de vaca, el sustitutivo de elección son las fórmulas de hidrolizados extensos de proteínas ya que, con la soja, hasta un 15% de los niños pueden desarrollar también síntomas clínicos.
El pronóstico es bueno, ya que en la mayoría de los casos remite sobre los dos o tres años de edad.